22 de noviembre de 2012

Cambio de consumo


Son numerosos los estudios que demuestran los efectos del consumo actual sobre el planeta, coincidiendo en la imposibilidad de seguir manteniendo las pautas de comportamiento sin poner en riesgo el equilibrio. Su distribución demográfica y socioeconómica pone en relieve las diferencias entre norte y sur. 

La sociedad de consumo es ahora una sociedad de la información orientada al consumo de bienes y servicios. Consumimos no para acumular bienes sino que los usamos para inmediatamente sustituirlos por otros nuevos que nos proporcionan sensaciones nuevas e inexploradas. Cuando se consigue, el valor desaparece y se busca un nuevo deseo para consumir sin límite y sin alcanzar nunca la felicidad.



La rotación de los productos "caducos" lleva a la práctica de la obsolescencia programada de los bienes, con independencia de las prestaciones tecnológicas alcanzadas.  

También se puede añadir la figura del consumo defensivo frente al consumo creativo. El primero no genera bienestar adicional, se trata de un consumo obligado para el individuo, para que pueda seguir manteniendo su situación, con este consumo adaptativo se disminuye la libertad de elección.

Consumo sostenible

Es importante la relevancia de las políticas de consumo sostenible y la necesidad de corresponsabilidad de todos los agentes de mercado.

Las acciones han de ir encaminadas a la sensibilización, información, formación y educación de un consumo responsable, entendido este, no solo como beneficioso para el medio ambiente, si no también, saludable, seguro y solidario. La huella ecológica y la huella de carbono pueden convertirse en útiles instrumentos de cambio si se abordan integralmente, es decir, con el compromiso compartido de todos.

La responsabilidad social de los consumidores y la responsabilidad social de las empresas deben inspirar las decisiones de compra de unos y las prácticas de producción y distribución de otras.



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